Pero afortunadamente, en la Península de Yucatán poco a poco sus habitantes y las autoridades empiezan a reconocer que los desarrollos costeros sin la protección natural de las dunas costeras están más expuestos a los embates meteorológicos provenientes del mar. Recientemente y de manera gradual, las intervenciones ingenieriles han ido cambiando, y ahora es posible encontrar algunas alternativas verdes que son más suaves y armoniosas con el ambiente y por lo tanto, duraderas.
Estas nuevas estrategias son un ejemplo de lo que se conoce como “Soluciones basadas en la Naturaleza”, en las que se reconoce una relación clara y positiva entre la biodiversidad y el bienestar humano. A través de ellas se intenta imitar o parecerse un poco más a los ecosistemas naturales que han sido perturbados y/o transformados, para adaptarse y resolver problemas, por ejemplo los que surgen por el cambio climático. Para lograr este tipo de proyectos sustentables y armoniosos ha sido necesaria la interacción de distintos sectores sociales, políticos y disciplinas académicas. El desarrollo de alianzas entre sociedad, academia y gobierno son primordiales para el éxito de proyectos de esta clase porque se requiere de la capacitación y concientización de la sociedad para promover su involucramiento en la toma de decisiones mediante procesos participativos y de gobernanza que permitan el mantenimiento sostenible de los proyectos.
El Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (LANCIS) de la UNAM recientemente arribado a Mérida, Yucatán como parte de la Unidad Mérida del Instituto de Ecología, UNAM, tiene el objetivo de construir puentes de interacción entre la academia y tomadoras y tomadores de decisiones de la región, contemplando a la sociedad civil, empresarios y gobierno. A través de la investigación inter y transdisciplinaria, buscamos impulsar y participar en alianzas entre diferentes sectores de la población para la conservación y manejo sustentable de los sistemas naturales. Lo anterior en un contexto socio-ecológico en el que se reconoce que las acciones humanas tienen una repercusión en la biodiversidad y recíprocamente la biodiversidad impacta el bienestar humano.
En el LANCIS-Mérida, actualmente y de manera paralela, estamos desarrollando varios proyectos de restauración y manejo de las dunas costeras con un enfoque transdisciplinario. Estos se encuentran implementados tanto por organizaciones de base comunitaria —conformadas principalmente por mujeres y sus familias—, como por empresarios —como Mayakoba—, entidades de gobierno —incluyendo a la Zofemat (Zona Federal Marítimo Terrestre), Ayuntamientos, Secretarías ambientales, Conanp— y organizaciones de la sociedad civil, como por ejemplo The Nature Conservancy-México (TNC), World Wildlife Fund (WWF) o Fondo Mundial para la Naturaleza, Pronatura-Yucatán, Sustentur— y de cooperación internacional (como GIZ, Sociedad Alemana de Cooperación Internacional y PNUD, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo). La intención de estos proyectos colaborativos es que la sociedad, desde distintos ámbitos, se involucre en la conservación y restauración ecológica de playas y dunas costeras degradadas y así recuperar sus funciones y contribuciones ecosistémicas mediante la adaptación de soluciones basadas en la naturaleza.
Para llegar a este punto, el parteaguas para plantear los proyectos de investigación aplicada fue generar información básica que permitiera primero adquirir el conocimiento de la dinámica biológica y física de estos ecosistemas. Previo a la creación de la Unidad Mérida del Instituto de Ecología, UNAM se desarrollaron proyectos de investigación de ciencia básica en la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de la Facultad de Ciencias de la UNAM en Yucatán. Con estos proyectos fue posible conocer la biodiversidad vegetal de las dunas costeras y la provisión de sus servicios ecosistémicos. Estos proyectos ocurrieron en colaboración con el Centro Mexicano para la Innovación de Energía del Océano, el Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera y el Instituto de Ingeniería de la UNAM, en sus sedes CU y Sisal con financiamiento del entonces CONACyT y la SENER. Una vez que aprendimos sobre la dinámica litoral, comenzamos a vincularnos en proyectos para aplicar este conocimiento en la incidencia de decisiones, esto implicó trabajo transdisciplinario con diferentes comunidades locales.