La falta de agua, las plantas y el cambio climático
En el contexto del cambio climático y el calentamiento global, el estudio de la respuesta genética al estrés hídrico en Arabidopsis adquiere una relevancia crucial. Como mencionamos al principio de este artículo, las sequías y la falta de agua se han vuelto cada vez más frecuentes y severas debido al cambio climático, lo que representa una amenaza significativa para la agricultura y la seguridad alimentaria a nivel mundial. Comprender los mecanismos moleculares y las vías de señalización involucradas en la respuesta de las plantas al estrés hídrico es fundamental para desarrollar estrategias de adaptación y mitigación en un escenario de escasez de agua. El estudio de Arabidopsis, un modelo vegetal ampliamente utilizado por la comunidad científica, nos proporciona información invaluable sobre los procesos y las proteínas clave que intervienen en la adaptación de las plantas a condiciones de sequía.
Se han descubierto en Arabidopsis dos vías intracelulares de respuesta a estrés por una baja en la disponibilidad de agua: las vías dependiente e independiente de ABA (fig. 3). Se sabe que la concentración de ABA aumenta cuando las plantas están estresadas por falta de agua, y eso se percibe dentro de la célula gracias a un conjunto de proteínas, llamadas PYR/PYL (proteína amarilla en la fig. 3), que funcionan como receptores de esta hormona. Resulta interesante que en experimentos de laboratorio se haya visto que si se elimina la función de las proteínas PYR/PYL, las plantas tienen problemas de crecimiento (son más pequeñas de lo normal) y son incapaces de sobrevivir en condiciones con poca agua. Además, se ha documentado que aquellas plantas que no detectan el ABA producido como consecuencia de un estrés por falta de agua, no mandan la señal intracelular que lleva a la expresión de genes de respuesta a esta condición de estrés, y entre otras cosas, no cierran sus estomas y siguen perdiendo agua aun cuando hay poca disponibilidad de la misma.
Hay otras proteínas de esta vía de señalización intracelular, como las fosfatasas PP2C (proteína morada, en la fig. 3), que funcionan como inhibidoras de la respuesta a estrés osmótico ya que inhiben la actividad de las cinasas SnRK2 (proteína verde claro en la fig. 3). Cuando las fosfatasas PP2C liberan las cinasas SnRK2 (verde claro en figura 3), éstas retoman su actividad para activar proteínas como los factores de transcripción AREB/ABF (en rosa en la fig. 3). También se ha visto que las plantas que no tienen la función de las proteínas PP2C tienen una mayor sensibilidad a ABA y, en consecuencia, un mayor nivel de inducción de genes de respuesta a deshidratación. En otras palabras, estas plantas tienen una respuesta a estrés exacerbada, lo cual no siempre es bueno pues, aunque tienen una gran capacidad para responder a un estímulo de estrés hídrico, esta misma respuesta ocasiona problemas en el crecimiento de la planta, volviéndola más pequeña de lo usual.
Por su parte, los factores de transcripción AREB/ABF reconocen una secuencia conservada llamada ABRE (del inglés ABA-responsive element) (en blanco y negro sobre el ADN en la figura 3) que se encuentra en regiones regulatorias de numerosos genes involucrados en promover respuestas para sobrevivir a la baja disponibilidad de agua. De hecho, las plantas que no tienen la función de estos FTs factores de transcripción son más sensibles a la sequía y mueren en una mayor proporción que las plantas silvestres después de unos 12 días sin agua. Además, debido al estrés, el ABA afecta menos el crecimiento de la raíz porque la ausencia de estas proteínas no permite que la señal de la hormona llegue hasta el final de la vía de transducción y active genes que detengan el crecimiento de la raíz.
El estudio de la respuesta genética al estrés hídrico en Arabidopsis no sólo es fundamental para comprender los mecanismos de adaptación de las plantas en general a la sequía, sino que también proporciona conocimientos valiosos para abordar los desafíos del cambio climático y el calentamiento global.
Aunque estos avances en la investigación pueden parecer lejanos a la gran mayoría de las personas, no hay duda de que ayudarán en el futuro desarrollo de estrategias de cultivo más resistentes a la sequía. Además, contribuirán a mejorar la seguridad alimentaria en un mundo afectado por escasez de agua y condiciones climáticas extremas.
Adaptaciones de las plantas a una situación de baja disponibilidad de agua
En la investigación, una forma de encontrar genes que sean relevantes para responder a una situación dada es usar mutantes de esos genes, con nivel de expresión bajo o nulo, y ver si cambia la respuesta de la planta en una cierta condición de crecimiento.
En nuestro laboratorio estudiamos los genes MADS —una familia de genes que codifican para factores de transcripción, que tienen funciones relevantes en el desarrollo de las plantas— para entender cómo participan en la respuesta al estrés abiótico, específicamente por falta de agua. Nosotros caracterizamos la función de un gen que denominamos XAANTAL1 (por su vocablo en maya que quiere decir “ir más lento” y abreviado XAL1) como promotor del crecimiento de la raíz primaria de arabidopsis. Hemos observado a partir de datos de secuenciación masiva del ARN (ácido ribonucleico), que XAL1 inhibe la expresión de varios genes descritos como de respuesta a distintos tipos de estrés que genera un déficit de agua.
Actualmente trabajamos con experimentos de deshidratación, como el que se muestra en la figura 2. Además, hacemos ensayos de crecimiento de raíz bajo tratamientos de estrés con manitol (una azúcar alcohólica), sal (cloruro de sodio) y ABA añadido de manera exógena, con la finalidad de determinar cómo contribuye XAL1 a combatir este tipo de estrés. Finalmente, se ha descrito que el homólogo (técnicamente denominado ortólogo) de XAL1 en arroz es OsMADS26 y no solo se expresa cuando hay poca agua disponible, sino que es importante para responder a la sequía tanto en el laboratorio como en el campo. Nuestras observaciones preliminares muestran que XAL1 también participa en la tolerancia a la baja disponibilidad de agua no solo en arroz sino también en Arabidopsis.
Conclusiones y perspectivas
Las temporadas de sequía cada vez son más severas y frecuentes y afectan a los ecosistemas y a nuestra agricultura. En la actualidad es especialmente relevante buscar soluciones que hagan frente al problema de la reducción en la disponibilidad de agua de forma eficiente e inteligente.
En este sentido, una de las estrategias más sensatas es probablemente el estudio de las redes genéticas que están detrás de las respuestas de las plantas a la sequía y a diferentes formas de estrés que bajan la disponibilidad del agua, y de cómo estos grupos de genes repercuten en su desarrollo y en la producción de los alimentos. Pero no nos referimos solamente a la posible elaboración de organismos transgénicos —ya que es un tema complejo en sí mismo que necesita su propia discusión—, sino también a la creación y desarrollo del conocimiento científico básico que, en un futuro, será de utilidad para enfrentar problemas provocados por el cambio climático, como la afectación en las poblaciones de plantas y ecosistemas, así como en cultivos de consumo humano.
Conocer los mecanismos moleculares que las plantas emplean ante la baja disponibilidad de agua brinda información acerca de los elementos genéticos y fisiológicos suficientes y necesarios que una planta necesita para sobrevivir y reproducirse y, al mismo tiempo, cuáles son aquellos que la hacen menos tolerante. Además, con este desarrollo de conocimiento fundamental sobre la genética molecular estamos, por fin, comenzando a entender la relación que tiene el genotipo con el ambiente y cómo esto afecta la distribución y la producción de las plantas.
Finalmente, con la investigación de los mecanismos moleculares involucrados para entender este tipo de estrés también se pretende comprender la complejidad de los redes genéticas dentro del desarrollo de las plantas y sus estrategias de supervivencia.